Lunes por la tarde



Casi como a Oliverio,[1]
se me adhieren los recuerdos
a tu sonrisa, a tus besos.

Resbalan por la pared gotas
como en procesión, rogando por ti,
por la luz que de tus ojos emana.

Todo adquiere el olor del pasado,
los colores parecen ya cansados
de tantos días, y van cerrando
sus ojos, abrazados al frío de otoño.

Lento se va quedando todo
en silencio, sutil reverencia a la vida.

Lentas, mis manos terminan de escribir
la última línea de este poema.



[1] Oliverio Girondo, poeta argentino.

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