Jamás he
viajado a la Luna, ni a Marte;
ni siquiera
he anhelado salir de la Tierra.
Todo se
acaba.
En mi tumba
se leerá que fui un vaso de vidrio,
y que morí
lleno de vida.
Todo se
esfuma.
Hace dos
días tuve un sueño y no lo recuerdo.
Debo ser
infinito.
En un papel
dibujé un cuerpo marchito,
pero se
quemó con el viento de invierno.
Tengo dos
nombres.
Todo vuela.
Por no
pecar amarré mis manos,
y el sol se
apagó sin el combustible que lo alimentaba.
Vi cosas
eternas por un segundo,
o acaso
haya sido una vida.
Todo se
marcha.
No seré
astronauta, ni he viajado sobre rosas de seda.
Hay días de
colores, y tiñen las sonrisas de arcoiris.
No tengo
paz ya.
Todo es
lloro.
Cuando
camino brotan espinas del suelo,
y yo soy
fuego que consume.
Quise ser
lluvia y caí muchas veces, pero jamás mojé nada.
Todo es
etéreo.
La bondad
no existe en la guerra,
y las
batallas se ganan con globos.
Hoy vi un
montón de ciegos con armas, y apuntaban hacia el suelo.
La vida
sangra con desesperación.
Todo es
granada.
Los ruidos
me despiertan en la madrugada.
Todo es
lava.
No sueño
con encontrar lo que he perdido,
ni con
recuperar lo que se fue.
Todo es
olvido.
Un día
platiqué con un mendigo, y tenía oro en la mirada.
Todo es
negro.
Espero a
solas para hablar conmigo;
soy tímido
y no confío en mí.
Todo es
hierba.
Quise ser
un dios de madera y reírme de mis devotos.
Todo es
engaño.
Soy dos
cuerpos, soy agua con azúcar.
Todo es
engaño.
Todo es
nada.
La vida
vende algodones de azúcar.
Soy un
recolector de letras.
Todo es
pasión.
Hay un
hueco en el suelo de mi rencor que no se llena con recuerdos vagos.
Todo es
virtud.
Hoy no sé
qué soy ni qué he sido.
Todo es
olvido.
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