Megalomanía

 

Esta noche cuento lo que ya no es, 

lo que no será ya nunca más, 

manchas en la memoria, indescifrables, 

huidizos retazos de historia. 

Esta noche como todas, 

esconde secretos de batallas ganadas, 

de guerras perdidas en el ancho mar, 

un torrente de risas pendientes. 

La vida —quién se atreve a sonreírle— 

traza a ciegas el rumbo de los hombres,

 enjaulados muñecos de trapo, 

cegados por la prisa de este siglo. 

Cuento aquello herido por el viento: 

sueños, delirios de gloria, 

el cuerpo entero, el alma temerosa. 

Estoy entonces colgando de algún árbol 

sin comprender la férrea intención de saltar, 

de cruzar la nada en un segundo, 

portal de asombro apenas insinuado. 

Y así, interminable, se prolonga la caída,

 los rasguños en las paredes y al final el golpe seco, 

certero, contra el suelo ambicioso que todo lo corrompe.

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